Hace ya un año que llegue al Centro de la ciudad, desde
que el chirrido de la puerta de madera del viejo edificio
Rex me recibió.
Entre cajas llenas de libros, revistas, cascos de
cerveza, cd's y cómics, suspire observando mi nueva morada.
Cerré la puerta para cortar de tajo la tristeza que me
había traído hasta acá, de la cual quería escapar poniendo
algunos kilómetros de por medio.
Si bien el centro no cambió mis percepciones de la cara
larga o de la alegría; más bien las afino, matizándolas
con el hollín de los callejones, olores entremezclados
del mercado de San Juan o el Palacio de las Flores,
merolicos de la vendimia diaria, los parquecillos y las
fuentes, de la tabacalera de Avenida Independencia, las
luchas sociales de la plancha del Zócalo, la pequeña
Babilonia de Avenida Juárez o una fresca cebada en Calle
de Gante o el Barrio Chino.
Así, simplemente me rendí ante su belleza y experiencia,
como una amante con todos los años recorridos y la
sensibilidad a flote, que te enseña los secretos del amor;
cuando uno cree que ya lo sabe todo.
A mis casi 30 volví a nacer para estar en el camino, seguir
curtiendo el cuero y como lo marcan estos tiempos violentos
en el mundo: sobrevivir.
Porque este es mi lugar. Porque la colonia me ha reclamado
como su amante, y yo, no me canso de hacerle
el amor. Algunas veces bajandole las bragas suavemente con
dedos de mantequilla y otras arrancandoselas con un dejo
de desespero y furia, mientras mi ciudad me envuelve
entre sus sabanas de concreto de hace ya siglos.
Sí, este es mi lugar. Recién acabamos de empezar
a correr...
Del poco valorado e incomprendido disco de Andrés Calamaro,
"El Palacio de los flores", grabación timoneada casi
al completo por Litto Nebbia (también responsable de la
composición de algunas rolas, exceptuando el bolero
de Armando Manzanero "Contigo aprendí").
Muchos fans criticaron a Calamaro por no seguir
la linea de "Alta suciedad", "Honestidad brutal"
y "El Salmón". Atrás habían quedado (por solo un tiempo)
los discos del sobreviviente y la etapa salvaje y llego
un bonaerense reflexivo que gritaba y se desgarraba
a decir "Amo a mi País, dejenme contarselos".
Puede que estas ultimas lineas les den
un norte del hermoso aire sureño
del disco, toques folclóricos en la parte musical
y con una letra que funciona como radiografía
a muchos corazones que van desesperados y extasiados
por una segunda oportunidad.
Recién acabamos de empezar a correr
no se puede parar
la segunda parte es mejor
hay que seguir hasta el final
la última estación es opcional
Cuando en la carretera
se toma cierta velocidad
hay que recordar que la voluntad
sirve para empezar a correr,
no para terminar
Nacimos para estar en el camino
y el único camino es el porvenir
todo está por venir
mejor curtir el cuero
y supervivir es una buena elección
Alguna vez todos tuvimos
que agarrarnos del sombrero
porque la tormenta era cruenta
y también hay que convencer
al tilín del corazón
Mirando pasar el pasado
no me estoy quedando mirando
nada más estoy arrastrando
a mi propia conducción
un envión y otra canción
No escucho más el propio tilín
de mi cruel Alcatraz cora-moquetín
tengo suficiente superfe
y no se hace desear
el mármol de Plaza San Martín
Tremenda riqueza poder elegir pero tiene que ser
en verdadera libertad es el verdadero deber
debería ser guardado como el fuego sagrado
que cuida las lapiceras que quieren escribir
y a los grabadores
no existen tiempos mejores
si no existe el tiempo
qué gran evocación
No se dice es mala una canción,
qué temeridad
acusar de maldad a una canción
buena oportunidad de callar
además sólo existe una canción
la que hace tilín en mi corazón
en Berlín sólo podemos escuchar
porque no queremos oír
porque no hay tiempo y además acabamos de empezar a correr
Recién acabamos de empezar
es el tilín del corazón
No se puede parar una canción
si es el tilín del corazón...